El día que Nina Simone dejó de cantar

ninaDarina al-Joundi: (Beirut, 1968) actualmente vive en París.

Hija de una periodista libanesa chiita y un padre sirio ateo, fue criada en un ambiente libre, en el que sus padres se negaban a clasificar a la gente por su religión.

Es actriz desde los 8 años y ha trabajado para la televisión, el cine y el teatro.

El monólogo teatral El día que Nina Simone dejó de cantar, del que es intérprete y que ha dado origen a este libro, fue la revelación del Festival de Aviñón de 2007 y se representó en varias ciudades europeas.

 

Mohamed Kacimi: (Hamel, Argelia, 1955). Después de estudiar literatura francesa en la universidad de Argel, se instaló en París en 1982. Ha escrito las novelas Le mouchoir (1987) y Le jour dernier (1995), el ensayo Naissance du désert (1992) y las obras de teatro 1962 (1988), que recibió el Premio Lugano, Les confessions d’Abraham (2001) y Terre Sainte (2007).

Argumento: Esta novela tiene tres protagonistas: Darina, es su biografía y la vida y la muerte que rodean su existencia desde 1975 a 2001. ; Assim, su padre y el pilar en el que se sostiene la protagonista y en tercer lugar, Beirut y la terrible guerra civil que asoló este país entre 1975-1990.

Antes de la reunión: estas 159 páginas recogen un sinfín de nombres, fechas y de las diferentes comunidades que conviven en Líbano. En la pequeña introducción hemos visto muy someramente cuales son los grupos religiosos que tienen representación parlamentaria.

Reunión: Explicar la Guerra del Líbano nos sigue pareciendo imposible, aunque somos conscientes de la importancia que ha tenido y tiene en la actual guerra de Siria.

Centrándonos más en la novela, vimos como la protagonista sufre más en la época en la que la guerra ha terminado. Había crecido con unas situaciones extremas, y era capaz de reconocerlas, en la época de paz “tensa” nos sabe cómo defenderse.

Por otro lado, discutimos la diferencia dentro de un conflicto armado entre quien lo sufre en el campo y quien lo hace en la ciudad. Y de la guerra más centrada en atentados que en bombardeos, en este caso.

Las diferentes facciones lo vivieron de forma diferente, centrándose la violencia más en unas partes de la ciudad que en otras. No llamó profundamente la atención cómo la protagonista pasaba de las zonas de bombardeos a las zonas de discotecas.

Entre los personajes destaca la figura del padre, con unas convicciones profundamente liberales que transmite a sus hijas y como poco a  va poco  va moderándose en su discurso, quizás producto de las circunstancias y del deterioro físico y mental.

Durante todo el libro está presente el amor que Darina siente por su ciudad, Beirut. Ella sí cree en la posibilidad de volver a reencontrar la ciudad de su primera infancia, pero hacia el final del libro ve que esta es la que le impide vivir con la libertad que necesita. Son las mujeres y sus derechos las grandes perdedoras de esta guerra y es Paris el lugar donde puede vivir con libertad.

Algunos pasajes nos han parecido un poco irreales, la facilidad para desplazarse dentro de la ciudad en zonas que están sitiadas, la posibilidad de coger aviones o barcos cuando no tenían documentación, etc.

También hemos visto similitudes con otros libros que hemos leído en la tertulia; vimos relación con “Fiesta” de Hemingway y esa generación perdida que necesita estar en continuo estado de enfrentamiento con la muerte para sentirse vivo y con “La extraña desaparición de Esme Lenox”, cuya protagonista tampoco encaja en la sociedad y cuyo destino durante un tiempo coincide con el de Darina.

También hablamos de la música que algunos de nosotros hemos estado escuchado a la par que leíamos el libro, ésta ha ido desde música de piano hasta “Sinner man” de Nina Simone, pasando por bandas sonoras de películas.

 

Frases:

“- estás loco, encima que eres ateo vas a convertir a tus hijas en putas. ¡Les enseñas a emborracharse, no sientes vergüenza!

Mi padre siempre risueño le replicó:

–  no quiero hacer de ellas unas putas, abuelo, si no mujeres libres”

“Morir por nada es una idiotez. Es mejor que te metas una bala en la cabeza, es más sencillo”

“como si me hubieran injertado barrotes en los ojos”

Acerca de Club de lectura UPNA

El club de lectura de la Universidad Pública de Navarra empezó su andadura en septiembre de 2010 y cada semestre nos ponemos nuevos retos, leemos y comentamos pero sobre todo nos reunimos para disfrutar de la lectura.
Esta entrada fue publicada en Guerra del Líbano, Siglo XX y etiquetada , , . Guarda el enlace permanente.

4 respuestas a El día que Nina Simone dejó de cantar

  1. M Pilar Labayen Esteban dijo:

    kaixo!

    Muy interesante! Me gustaría leerla para hablar de ella en el club de lectura de la igualdad y proponerla para nuestro club.

    Me la puedes prestar?, me la puedes acercar a Estafeta o hace falta que pase a recorrerla?

    Ya me dirás

    Piluka

    Me gusta

  2. El lote es de la red de bibliotecas…

    Me gusta

  3. Nadia dijo:

    Esta historia transcurre en el Líbano contemporáneo en plena guerra civil. Hay dos temas que se entremezclan entre sí y con un sinfín de matices más representan casi en su totalidad el trasfondo de cada momento que nos cuenta Darina sobre su propia vida. Estos son la religión y la violencia.
    En cuanto a la religión, son dos los aspectos que me gustaría resaltar, ya que son los que más noté: la identidad religiosa y la libertad religiosa. Las constantes referencias a ambos son de gran ayuda a la hora de entrever el contexto sociocultural del país en esa época. Sólo es necesario fijarse en el comienzo de la novela para darse cuenta de eso.
    “Abre, mala puta, si tocas el libro de dios, estás muerta.
    Desde detrás de la puerta, grito:
    -¡Este Dios no es el Dios de mi padre! Jamás fue el dios de mi padre. Me lo hizo jurar: .” Pág. 13
    Es curioso como el ser o no de una determinada religión puede afectar a toda la construcción de nuestra identidad. En este caso el padre de Darina procura no imponer a sus hijas una religión, (aunque resulta obvia su predilección por la cristiana) de este modo sin pretenderlo pone a sus hijas en un gran apuro, ya que se encuentran en un determinado momento en la guerra civil, en el que la religión lo controla todo y representa una fuerte presión y cohesión grupal. Por lo que influye en la confusión de sus hijas a la hora de plantearse quiénes son.
    -“ – ¿Tú qué eres?
    No entendí que quería decir. Nunca me habían formulado esa pregunta, tampoco mis padres. Me quedé desconcertada. La hermana estaba nerviosa. Le respondí:
    -No lo sé, hermana.
    Se quedó sorprendida, completamente desorientada por mi respuesta.
    -¿Cómo es que no sabes qué eres? ¿No te lo han dicho tus padres?
    -¿Dicho qué, hermana?
    -De dónde eres.
    Mi rostro se iluminó, empezaba a entender.
    -Sí, soy de Beirut.
    -No me refiero a eso, de sobra te habrán dicho a qué iglesia perteneces.
    Negué con la cabeza.
    Ella sintió lástima por mí.
    -¿Están muertos? ¿Son sordomudos?
    -No, hermana, hablan, están vivos.
    En aquel momento comprendí que yo era un auténtico jeroglífico ante los ojos de aquella monja, que estaba a punto de echarse a llorar.
    -¿Cómo es que no lo sabes? Estás en el Líbano, aquí todo el mundo sabe de dónde viene, a qué comunidad pertenece, tenemos diecisiete en nuestro país. ¿Eres armenia, griega ortodoxa, griega católica, siria, maronita…? Incluso los gatos conocen la confesión religiosa de las casas donde viven, incluso el perro sabe por puro olfato si lo cuida un griego católico o un griego ortodoxo.” Págs. 31 y 32.

    Creo que es importante señalar el conflicto que sucedía en el Oeste para que el Líbano reconociera una decimoctava comunidad: la de los ateos.

    Antes he mencionado que el padre de Darina procuraba no imponer sus ideas y pensamientos a sus hijas, pero esto no es del todo cierto; no dudo que es lo que intentaba con más ahínco. Sin embargo, hay momentos en la novela en los que presenciamos la lucha de las fuertes convicciones del padre, en cuanto a la necesidad de libertad, triunfando sobre la libertad en sí, a la hora de permitir a sus hijas tomar sus propias decisiones. Es un contrasentido, el hecho de forzar a alguien a hacer algo, para evitar unas acciones que, dependiendo de la opinión, pueden ir en contra de la libertad.

    Se muestra sobre todo en esta parte de la historia:
    “ Empezó a presionarme más. Y al final estallé.
    -No, no quiero tu whisky, hago el ramadán.
    Sus grandes ojos azules se humedecieron. Se me quedó mirando, la copa temblando en sus manos, yo permanecía allí plantada, de pie, decidida a llegar hasta el final. Tenía la sensación de encarnar el fracaso de todos sus sueños de libertad, de laicismo. Gritó:
    -No tienes derecho a hacer el ramadán, está prohibido.
    Se atragantó y yo le espeté a la cara:
    -Tienes que respetar mis convicciones, es lo que me has enseñado.
    Se precipitó sobre mí, me levantó con un mano y, con la otra, me obligó a beber el whisky.
    -Convicción, qué cojones, bebe, te he dicho.
    Bebí. Sentí cómo el licor me calentaba el vientre. Me relajé.
    -Es verdad, papá, es una gilipollez. No volveré a hacerlo jamás.
    Me abrazó con fuerza.
    Una copa de Johnnie Walker etiqueta negra fue la razón de mi primera y última crisis mítica. Págs. 105 y 106

    Darina comenta en un parte del libro que lo peor de la guerra, en realidad no son los muertos, si no los que sobreviven a toda la violencia, el horror, la muerte. Los supervivientes acaban muchas veces, de un modo inevitable y completamente entendible, gravemente trastornados. Viviendo en una especie de mundo paralelo en las que las leyes que lo rigen no son las mismas que las habituales, desligándose de la razón, de las personas, de las peligrosas consecuencias tras las acciones insensatas. Viviendo a través de la histeria, no pudiendo ser capaces de soportar por más tiempo un miedo intenso, corrosivo, que los lleva a la locura. Un claro ejemplo, es justamente una de las partes de la novela que más me ha impactado, el capítulo en el que Darina y Ramzi juegan a la ruleta rusa, un juego que consiste en poner una única bala en el tambor de una pistola, hacerlo girar y apretar posteriormente el gatillo, estando el cañón dirigido a la sien. Mientras lo leía no podía creer que se atreviesen a hacerlo, jugar de este modo con la vida, intentando burlar a la muerte; ignorando que la muerte, es un oponente al que no pueden vencer.
    Una de las partes de la historia que más me sorprendió, fue el hecho de que a pesar de todo el discurso sobre la libertad que le inculcó su padre y todas los comportamientos que le permitió y negó para ir acorde con esa idea de libertad, Darina permitió a distintas parejas que fuesen en contra de su libertad, que la agredieran y la sometieran hasta que se hartó. Después de leer ciertas partes estaba realmente indignada, porque a pesar de que fue “advertida” no pudo escapar de esa agresión por parte de hombre que se consideran superiores a las mujeres. Me recordó a esta frase de Fredy Jiménez: “Tanto cielo por volar, y uno enamorándose de las jaulas”.

    Aún así, la novela me gustó mucho. Revela otra de las perspectivas en las que se puede vivir en guerra, aprendiendo a convivir con ella. Aunque sin poder evitar todo el sufrimiento, el miedo y el terminar al borde de la locura.

    Le gusta a 1 persona

  4. Paula Amelivia dijo:

    Personalmente, tengo «sentimientos encontrados» con este libro… Por una parte me costó un poco seguir la historia, debido a que había un exceso de nombres de ciudades, fechas…
    Sobretodo al principio no me gustaba, a medida que iba transcurriendo la historia, me empezó a enganchar más.
    Los aspectos que me gustan del libro es la relación entre la protagonista y su padre, con la cual me identifico ya que ella le tiene mucho afecto y admiración. Otro aspecto que me ha gustado ha sido el pensamiento del padre, que insiste en la libertad y capacidad de decisión de sus hijas. No comparte el radicalismo de su país hace una crítica a esto. Además opina que al religión mal interpretada es la causa de muchos de los problemas del mundo ya que lleva al odio y a la violencia.

    En definitiva, no me habría leído este libro por motu propio porque posiblemente lo habría abandonado a la mitad por aburrimiento, pero tras obligarme a continuar leyéndolo y dandóle una oportunidad, me ha dejado mejor sabor de boca y me ha hecho reflexionar sobre las complejas guerras que siguen ocurriendo en nuestro mundo.

    Me gusta

Deja un comentario